Software y Arandelas
Si me pagaran por cada proyecto donde he visto al software mal puesto en un product tree, no sería rico pero sí sería menos pobre.
Cuántas veces habré resoplado silenciosamente—y no tan silenciosamente—al ver la palabra “Software” cómodamente sentada en la parte de arriba de una WBS, como si fuese un ente inmaterial que toca todo lo que se mueve, omnipotente. Una vez, una empresa donde trabajaba contrató a un mandamás y le puso el nombre de “VP de Software”. Acto seguido, que hizo el tipo? Pensó que todo lo que tenía software alguno le pertenecía. Desorientado, casi que pidió que hasta la impresora reportara a él. Es como que te nombren “VP de Arandelas” y pienses que todo lo que contenga a este noble artefacto metálico redondito sea tu jurisdicción. Las arandelas no sirven mucho estando sueltas.
Y he aquí un inconveniente histórico, casi filosófico: dónde ponemos al incorpóreo software en un proyecto complejo donde todo es una cajita dentro de otra cajita dentro de otra cajita como una de esas muñecas rusas? El software es como un fantasma que ha permeado jerarquías de producto como alambre caído. Pero intentar tirar en una reunión un “che, me parece que no va ahí el software eh, ME PARECE”, es también ponerse el cartelito de denso—que creo igual ya lo tengo—así que muchas veces es resoplar y seguir para dejar que la bomba explote más adelante cuando caiga por peso propio. Hoy tiré en una reunión que un product tree estaba “ontológicamente roto” y automáticamente me di cuenta lo salame que soné.
Me pregunto: cómo puede ser que habiendo transitado la orientación a objetos durante décadas, todavía haya tantos inconvenientes en pensar al software realmente como un objeto tal como lo son una tuerca o una válvula? El hecho que nos orientemos a objetos solo de la puerta del software para adentro y nos olvidemos que el software en sí forma parte de una composición superior a nivel sistema, que es un componente como cualquier otro en un sistema complejo, habla de nuestra habilidad para ponernos ojeras ingenieriles.
El perenne despelote cuando se trata de pensar o armar árboles de producto o de trabajo sigue más vigente que nunca. Te mezclan en un mismo árbol cosas físicas con categorías o dominios. Todo ontológicamente bien roto.
Ups, ya la estoy denseando otra vez.
Vamos a tenerla más fácil el día que veamos que en estos sistemas complejos benditos que hacemos, en estas cajitas dentro de cajitas, el software es como una tuerca o una arandela. Que el software es parte, no un todo, y que como tal, se necesita invertir la energía no en dibujar diagramitas inconducentes sino en definir las interfaces para que pueda insertarse plácidamente en la jerarquía del producto. Los productos que hacemos son siempre colecciones de cosas tangibles. Y acá digo que el software es en efecto tangible, no en el sentido de que lo podés tocar sino en el sentido de que es un cacho de algo que hace algo. Entonces, colegas, armemos árboles de producto como se debe.
Gente grande.