Hay Que Jugar Con Stopper
Alberto Einstenio (?), decía que la estupidez humana es infinita, así como lo es el Universo, aunque de esto último no estaba seguro. Y la razón que tenía el tío Beto. Ya con varios años en el paño, no dejo de sorprenderme del nivel de boludez al que puede llegar el Homo Sapiens en clave corporativa. Ideas horribles1, decisiones a la bartola, ascensos y descensos incomprensibles, estrategias al tún tún. Ya sea por pelotudez de nacimiento, adquirida o por presión social donde un grupo de poder se auto-propala a fuerza de groupthink hacia pelotudeces garrafales que no tienen el más mínimo sentido y que vistas desde afuera del grupo en cuestión te hacen pensar realmente en la estabilidad mental de los perpretradores.
Entonces, teniendo en cuenta la inescapable infinitud de la pelotudez humana, tenemos que aceptar que pelotudeces van a haber siempre. No podemos soñar con un mundo de pelotudez cero donde todas las ideas y decisiones sean un canto a la sensatez porque sería vivir en una nube de flatulencias.
Quién para las boludeces entonces? Nadie? Así, la organización carece de defensas y se transforma en un gran Jorge Martinez2, quien en sus épocas de jugador no paraba a nadie y así se lo recordó el inefable Ángel Sánchez en un entretiempo de un anodino River-Olimpo de hace varios años.
Hay dos caminos: Podemos dejar que la estupidez prolifere y florezca alegre en un jardín de verde y perenne pelotudez, donde la boludez nos desborda todo el tiempo por la derecha y nos terminamos resignando a aceptar lo que se decidió “desde arriba” y básicamente nos dedicamos a minimizar el impacto de la cuestión de turno en nuestras miserables existencias.
O se genera algún mecanismo donde decisiones, métodos e ideas se ponen bajo la lupa y se tira para atrás aquello que no tiene ni ton ni son. Pero claro, quién dice qué tiene ton o son?
Para esto, es fundamental tener en la organización un rol que suele pasar inadvertido pero es clave para la supervivencia y la sanidad mental general: el parador de pelotudeces. También conocido como frenador de pavadas, Stopper de disparates. Destructor de sueños. Calibrador de almas. Rebotador de desvaríos. Cajoneador de dislates. Un Mauro Laspada3 organizacional. Un personaje de ojo clínico y lengua karateca, observador y rompedor de tobillos sinsentidos nato, siempre presto/presta a desactivar la iniciativa boluda de la ocasión y mandar a los “líricos” por donde vinieron y decirles que lo que acaban de proponer es, lisa y llanamente, una pelotudez.
Ojo, no es un rol fácil. El bloqueador de boludeces necesita tener la espalda, los pergaminos, la autoridad natural (fundamental) y el sentido común para ganarse ese lugar, que además no es el más grato: se corre el riesgo constante de quedar como el que pone “palos en la rueda”.
Hay que decirlo. El stopper de boludeces corre el riesgo de engolosinarse, emborracharse de poder y convertirse en un cajoneador serial, en una suerte de empleada pública de Gasalla cuya única función es decirle a todo lo que se mueve que se pongan atrás de la línea para disponerse a no atender absolutamente a nadie.
Y hay otro tema: la pelotudez es multidisciplinaria. Hay pelotudeces técnicas, de ventas, de recursos humanos, de lo que quieras. Entonces no podés pretender tener un polímata que te pueda atajar todo. De ser posible, tener un rebotador de boludeces por dominio o área no es una mala idea.
Otro tema. Una cosa es controlar el flujo de boludeces de una empresa de 50 personas, otro cantar es intentar lo mismo en una de 1000. En organizaciones de este tamaño, se forman mini-organizaciones e imperios que crecen al calor de alianzas espúrias, nepotismo y otros vicios organizacionales que inevitablemente aparecen con la escala, y ahí no hay espalda ni pergaminos que valgan: una sola alma no puede dar abasto con la tasa de boludeces por segundo que se suele generar. No soy bicho de organización grande, pero se me ocurre que formar un equipo compacto de gente con experiencia, legitimidad y pocas pulgas, una suerte de cazafantasmas de la pelotudez, puede ser una forma de salir del brete. Pero ya lo dijo Perón: si querés NO resolver algo, armá un comité.
Sin nadie que la bloquee, ni le tire con el cañon de protones o le pegue un buen patadón, no queda más que sentarse a ver cómo la pelotudez crece como una hiedra y nos toma toda la medianera.
Eulogy To Bad Ideas
Circa November 1970, and a 14-meters-long sperm whale washes ashore at Florence on the central Oregon Coast. The carcass is massive—estimated at more than 7,000kg—and it is rotting rapidly under the …
No tener marca es lo de menos, también resultó ser un abusador: https://www.tycsports.com/boca-juniors/jorge-martinez-condena-un-ano-de-prision-abuso-sexual-implica-consejo-de-futbol-boca-id577012.html
Sólo amarilla le sacó, si. El árbitro? El rubio (?) Brazenas. Otros tiempos.